Olores
Por Néstor Martínez
Cuento (¿O no cuento?)
Conozco el olor de los zancudos muertos. No me refiero a uno de esos que mata usted en ocasiones, no, me refiero a decenas de zancudos muertos. También conozco el olor de las cucarachas, muertas y vivas. Seguro que usted solo oye el seco “clac” al aplastarla, pero estoy hablando de miles. No, seguro que usted no sabe de esto. ¿Ha sentido el olor de un ratón o rata muerta? ¿No? El de la rata es más fuerte, apestan más, no me pregunte por qué. No sé de ciencia. Ahora multiplique ese olor por miles. ¿No lo siente todavía? El olor de las arañas es menos fuerte, ¡por supuesto! Son más chiquitas y no comen cosas que terminan en mierda. Pero tiene su olor a muerte. El cartón húmedo también tiene su particular olor que lo cambia cuando se seca, igual el papel, aclaro que son olores diferentes. El papel periódico huele a mentiras revueltas con falsedades, tinta y pulpa de miles de árboles. Si usted pusiera más atención al olerlo, porque leerlo no vale la pena, me daría la razón. Hablando de árboles, sé como es el olor de las plantas muertas, a clorofila descompuesta. Pruebe acercarse a donde talan los constructores, seguro que ellos sabrán explicarle mejor. Es mentira que el agua es… ¿cómo se dice…? ¡ah, si!, es inodora. Mentira. Tiene varios olores y a veces revueltos. ¡Acérquese a cualquier río convertido por los ingenieros en cloacas al aire libre! y se dará cuenta de lo que digo es verdad. ¡Sí hasta el agua que dicen potable tiene diferentes olores! También el aire que, por supuesto, es por donde se transportan los olores, ¡todo tipo de olores! Antes se decía que era inodoro, igual que el agua, pero en la actualidad sabe a podrido, a óxido, a gases diversos entre ellos a hediondos pedos, a sudores, usted escoja el sobaco de su preferencia. Las calles también tiene diversos olores, en especial las cloacas donde se combinan varios, hediondos igual que en el agua y en el aire. Los plásticos y las latas también tienen olores, a manos y bocas, mezclados con sus propios olores de metal cansado de tanto uso o de resina reciclada. Los buses, tienen varios olores: a sudores, a hierro oxidado, a petróleo, a sudor de mecánicos y de motorista, a humo de muerte y no los retiran. ¡Sí!, los buses son los que olorizan las ciudades con un delicioso olor a humo de variados colores: grises, negros, blancos. La basura, ¡Ay la basura! La basura es la suma de todos los olores, es la Naturaleza en acción colectiva tratando de convertir la podredumbre humana en algo útil, es la esencia de todos los olores de que le hablo, incluyendo el agua y el aire. ¡Es la madre de todos los olores!
¿Seguro que usted no siente los olores que yo siento? ¿Cuándo la mierda la deja ir en una taza junto al agua limpia y no siente que apesta? ¿Seguro que no asocia el olor de los ríos podridos con lo que come? ¿Será que ya se acostumbró al olor y le gusta? ¿Qué vive engañado con que el desodorante ambiental o el de su cuerpo (24 horas de protección) lo alejan de los malos olores? I-no-d-o-r-o. Cree que la basura y su olor se lo lleva el tren de aseo, que ni es tren ni asea. ¡Mentira! Vaya cerca de la fábrica de desodorantes o perfumes, del tipo que sea, y se dará cuenta que el olor que usted llama “rico” está hecho de pestilencia y produce pestilencia envasada.
Seguro pensará que está alejado de los olores porque su colonia no está cerca de los basureros o los ríos, de las cloacas, o porque su casa u oficina, centro de trabajo, o donde sea que dice que trabaja, no huele a nada raro, pero no se confíe, los olores ya están cerca de usted. Uno de estos días vi un rótulo que decía “residencial” y estaba rodeado de olores, perdón, de basura podrida. Otro día vi un lujoso proyecto de urbanización y apestaba a olor de plantas muertas. Los olores están llegando donde usted vive, dondequiera que viva. No va a escapar. Lo sé. El otro día leía un viejo y apestoso periódico, decía que el mundo humano va para abajo, que nadie se salvaría, que ya huele a cadáver… ¿Ha sentido el olor de los cadáveres? ¿No? ¡Pues huélase usted mismo!
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